Recordemos que todas las buenas cualidades que hacen a una persona agradable para usted, son las mismas que usted debe tener para resultar una persona agradable a los demás, por esto, observemos las cualidades que le son agradables en lo demás, y que usted se pregunte si las tiene o no y se preocupe por cultivarlas.
No solamente para la convivencia pacifica y amable en el hogar es necesario el buen trato, lo es también para toda relación humana. Por ejemplo, por cuanto carácter o educación una persona trata bien a los demás, sin duda tiene éxito en cualquier tarea u oficio que emprenda o desarrolle en la vida.
Se escucha decir a empleados de bancos, de fabricas o de otras instituciones: A mi Jefe lo queremos todos porque es una persona bien centrada, tiene buenas acciones. Lo dicen con sinceridad, porque en efecto su jefe tiene una distinguida educación y buenos modales y sabe tratar con respeto.
En el trabajo, el hogar y la actividad social, se hace estrictamente necesario la ecuanimidad, el respeto y la tolerancia, quien no puede ejercitarla, sufre invariables choques y lamentables pérdidas, porque será una persona mal calificada por sus constantes risas y disgustos.
La ciencia de las relaciones humanas y la verdadera educación consiste, en preparar y formar a la persona para lograr cada vez un mayor grado de madurez emocional y control de si mismo, puesto que, el único medio para que pueda tener las capacidades requeridas para adaptarse libre y espontáneamente a la vida, es aprendiendo a respetar a controlar y distinguir su conducta.
El buen trato se aprende en el hogar. Los padres por tanto deben ser como los buenos jefes que se ganan el cariño de sus subalternos por medio del buen trato.
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